Hábitos orales perniciosos: revisión de literatura. Parte II

Hábitos orales perniciosos: revisión de literatura. Parte II
Andrea Ocampo Parra, Res. Ortod., María Clara Lema Álvarez, Ortod., Natalia Johnson García, Ortod.
Resumen.
Existen hábitos orales perniciosos y posturas adoptadas durante actividades que se realizan diariamente, que son potencialmente nocivas y pueden influir en el desarrollo de una aloclusión. Esta revisión de literatura tiene como propósito considerar los hábitos que no son evaluados comúnmente por los odontólogos, y para ello se realizó una búsqueda de la literatura actual acerca de dichas actividades, la cual permita detectarlos, corregirlos y evitar que generen daños en el sistema estomatognático.
Palabras clave: hábitos, maloclusión, mensajes de texto, piercing corporal, postura.
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Introducción

En su estudio, Subtelny hace referencia a la definición de hábitos propuesta por Olson en 1929, quien los definiób como la facilidad que adquiere una persona para repetir una determinada actividad [1]. En la primera parte de esta revisión se consideraron algunos de los hábitos orales nocivos más comunes [2, 3], entre ellos la deglución atípica [1, 2, 4-6], el empuje lingual [1, 4, 7-10], la succión digital [1, 11-15], el uso de chupetes [16-20], la onicofagia [21-24], la interposición labial [11, 25-28] y la respiración oral [29-31].
El propósito de esta revisión de literatura es dar a conocer otro tipo de hábitos perniciosos que aunque no son frecuentemente reportados en la literatura, también guardan una asociación con alteraciones en la cavidad oral. Estos hábitos incluyen: el juego con piercing oral [32-36], el uso de pipa [37], las posturas al dormir [38-45], y las posiciones de la cabeza asociadas con el uso de dispositivos móviles. Otro hábito que aunque no se puede considerar pernicioso puede tener influencia directa en la cavidad oral, es la interpretación de instrumentos musicales.

Hábitos perniciosos
Piercing

Para los antiguos mayas, la perforación era un símbolo de espiritualidad, virilidad y valentía. Los esquimales lo utilizaban en los hombres al pasar de la niñez a la edad adulta, y como un acto de purificación en las mujeres. La perforación de los labios, las mejillas o la lengua también era una práctica tradicional en hindúes, chinos y las culturas indígenas americanas. En países desarrollados las perforaciones se pusieron de moda con el movimiento punk, a mediados de los años setenta, y posteriormente han hecho parte de lo que se conoce como arte corporal. Estas perforaciones son una forma de modificación corporal y reflejan valores culturales, religiosos y espirituales. Pueden ser parte del erotismo o inconformismo. También una posible identificación con una subcultura [33].
En el 2002, un estudio de arte corporal [35] realizado en Estados Unidos en 218 hombres y 228 mujeres reveló que el 4% de los hombres y el 16% de las mujeres tenían piercing lingual.
Dentro de la cavidad oral es frecuente encontrarlos en lengua, labios, mejillas, frenillo y úvula. Existen alteraciones dentales como fracturas, fisuras, abrasiones[/wc_column]

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o el desprendimiento de espículas del esmalte, que están correlacionadas con el piercing y se presentan al adquirir el hábito de jugar con él [32, 33, 49], hábito que está presente en el 75% de las personas que usan piercing oral [36].
Existen otras complicaciones como reacciones alérgicas; hemorragia; galvanismo; recesión gingival (Miller I y II); hiperplasia y formación de tejido cicatricial; aumento de flujo salival; inhalación de las joyas; interferencia con las imágenes radiográficas; interferencia con el habla, la masticación y la deglución; daño a los nervios o parestesia; dolor, infección e inflamación [33, 34]. En relación con la maloclusión, el piercing contribuye a una inclinación de los incisivos superiores y puede aumentar la longitud del arco produciendo diastemas [50].
Cuando el paciente ha tenido el piercing durante mucho tiempo en la lengua o los labios, antes de iniciar un tratamiento de ortodoncia es necesaria la interconsulta con el periodoncista, debido al riesgo de pérdida ósea que se puede presentar [50].

Fumar pipa

Para muchas personas fumadoras de pipa, este hábito forma parte de un arte además de una actividad social. Los fumadores de pipa relatan que se requiere conocer mínimamente la técnica, ya que cargar correctamente  el tabaco, encenderlo y mantener la pipa encendida a una temperatura uniforme son prácticas que sólo se dominan con la experiencia [37].
La pipa puede producir abrasión entre los dientes en los que se coloca, e igualmente puede causar intrusión de estos. Con frecuencia, la pipa se posiciona entre los incisivos centrales o entre el incisivo lateral y el canino. En 1999, González afirmó que la pipa produce úlcera, desgaste y erosión dental. Asimismo, en su artículo Goyenecha hace referencia a la afirmación de Pierre Fouchard en 1728, quien señaló que la pipa erosiona los dientes hasta dejar descubiertas las partes sensibles. Se pueden encontrar desgastes en los dientes de forma cóncava, de manera que en máxima intercuspidación se forma un círculo casi perfecto en el sitio donde se apoya la pipa [37].

Instrumentos musicales

En la actualidad es común encontrar pacientes que en su tiempo libre se dedican a realizar actividades musicales no académicas por gusto o afición. Algunos padres buscan la enseñanza musical en sus hijos por razones sociales, o por impartirles un útil sentido de

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autodisciplina; esta práctica también se puede asociar con un desempeño académico más elevado. Sin embargo, ni los padres de familia ni incluso los odontólogorelacionan de una manera negativa esta actividad con una alteración en la cavidad oral [46].
En la literatura existen opiniones divididas acerca de los beneficios o perjuicios de interpretar instrumentos musicales. Por ejemplo, Rogers afirma que ciertos ejercicios de los músculos faciales durante el uso de instrumentos musicales ayudan a un normal desarrollo del complejo dentofacial [51], e incluso pueden convertirse en una terapia miofuncional [46].
Por otra parte, se conocen algunos efectos nocivos orofaciales, como traumatismos de tejidos blandos (irritación, úlceras, fatiga muscular, mucosa labial cicatrizada o hiperqueratosis; herpes labial, boca seca), trastornos temporomandibulares y discrepancias esqueléticas en pacientes que tocan instrumentos de viento y cuerda. A nivel dental, en ocasiones, los incisivos —especialmente los laterales superiores— sufren cambios pulpares (necrosis) por la excesiva presión apical, y también puede existir una alteración del equilibrio entre las estructuras dentales y óseas que pueden producir una maloclusión, apiñamiento, protrusión severa en dientes anteriores, mordida cruzada posterior, mordida profunda, mordida abierta y diastemas [46, 48].
Un estudio realizado en músicos de orquestas sinfónicas en Dinamarca mostró que el 97% de las mujeres y el 83% de los hombres experimentaban síntomas en al menos una de las nueve regiones anatómicas (cuello, espalda alta y baja, hombros, codos, manos y muñecas) [52]. La aparición de estos efectos adversos está relacionada con factores como el número de horas y la frecuencia con que se interpreta, la posición del instrumento, y por las fuerzas musculares ejercidas [53].
Los músicos aficionados que interpretan instrumentos de viento realizan una práctica diaria de 90 minutos de duración o menos, la cual no es lo suficientemente extensa como para llevar a cabo cambios dentales significativos o cambios esqueléticos, si se compara con individuos que no realizan esta actividad [47, 54]. Grammatopoulos afirma que los músicos de viento profesionales realizan una práctica de más de cuatro horas diarias, que equivalen a 28 horas semanales, 112 horas mensuales, para un total de 1.344 horas anuales de actividad ejerciendo una presión sobre
determinada estructura [53], lo cual puede permitir la recomendación o el rechazo por parte del ortodoncista [/wc_column]

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de determinado instrumento de acuerdo con la condición del paciente [46].
Al interpretar instrumentos de viento como trompetas, cuernos, trombón o cornetas, que poseen boquillas amplias de cobre, estas se posicionan dentro de los labios ejerciendo presión contra los incisivos. Esta presión de la boquilla de metal puede causar mordidas cruzadas [53], dolor y enrojecimiento en los labios, que pueden tornarse resecos, presentar callosidades, bandas fibrosas dentro del músculo orbicular, y dermatitis de contacto [46]. El tratamiento de estos problemas puede incluir el recubrimiento de la boquilla en oro, emplear alternativas para la limpieza de los instrumentos, uso de protectores de labios y antiinflamatorios [48]. Estos instrumentos pueden reducir el overjet, y se recomienda su uso en pacientes clase II (figura 1).

Figura 1. A. Posición para tocar el instrumento. B. Maloclusión causada por el instrumento musical. C. Paciente con maloclusión clase II división 1 a quien se le recomienda el instrumento como
terapia para corregir su maloclusión
Fuente: http://www.youtube.com/watch?v=QwU7b720RaI modificada por las autoras [47]

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Origen: Hábitos orales perniciosos: revisión de literatura. Parte II | Ocampo Parra | Revista Nacional de Odontología