09 Ago LA DEPENDENCIA EMOCIONAL
LA DEPENDENCIA EMOCIONAL
Causas, trastornos, tratamiento
Gemma SÁNCHEZ GRACIA
Mayo 2010INTRODUCCIÓN
“Procura no desaparecer en la personalidad de otro, sea hombre o mujer”, Scott Fitzgerald.
La dependencia emocional es un trastorno de la personalidad que se caracteriza por la creencia en el
paciente de no valer lo suficiente y de buscar su seguridad continuamente en los otros y en factores
externos, sin confiar en su criterio interno y sus recursos.
He elegido este tema porque lo conozco de primera mano y lo he vivido yo misma en numerosas
relaciones pasadas. El trauma y el dolor emocional que me procuró mi última relación supuso un
antes y un después en mi vida y, afortunadamente, me hizo mucho más consciente de mi necesidad
de tomar, de una vez por todas, la responsabilidad de mi propia vida y de generar en mi interior la
seguridad y la aprobación que he ido siempre buscando en los otros.
Haberme liberado en un gran porcentaje de mi dependencia me ha convertido en una persona mucho
más auténtica que se relaciona desde el amor y que elige con mucho cuidado el tipo de personas con
las que quiere relacionarse. He aprendido que yo soy mi prioridad y que si yo no me respeto nadie lo
hará. Respetándome he aprendido a respetar. Amándome he aprendido a amar.
La dependencia emocional se origina en la niñez por no ser amado de forma apropiada por las
personas más significativas para el niño: sus padres, hermanos o las personas más cercanas, lo que
le genera una baja autoestima. Se puede acrecentar durante el período escolar (a no ser que el niño
tenga la suerte de estar rodeado de excelentes educadores) y durante la adolescencia. Ya de adulto
el dependiente emocional recrea situaciones en las que asume un papel sumiso intentando siempre
complacer a los demás con el fin de mantener el vínculo con los otros a toda costa y evitar así un
posible rechazo que teme con pavor.
Es fácil mantener y alimentar la dependencia emocional toda una vida si uno carece de la lucidez
necesaria para no dejarse impactar por las expectativas creadas por el sistema y la sociedad con las
que le bombardearán a través de los medios de comunicación y la publicidad. A fin de cuentas, los
dependientes emocionales suponen para el capitalismo unos clientes magníficos que nutrirán, entre
otras, a la industria quirúrgica, cosmética, farmacéutica, textil, alimenticia…
El dependiente emocional acepta desprecios y maltrato como algo normal y tiende a sentirse atraído
por personas que aparentan una gran seguridad en sí mismas y que tienen una personalidad
dominante. Desafortunadamente, el dependiente emocional no ha conocido lo que es el amor
genuino entre dos personas que se respetan y se intercambian afecto, tiene dificultad en tomar las
riendas de su vida y espera que aparezca esa persona especial que le hará feliz y acabará con su
soledad y angustia vital.
Una vez encontrada esa persona especial la relación tiende a deteriorarse y a polarizarse: el
dependiente emocional no se respeta a sí mismo ni se afirma por miedo a que la relación se rompa y,
si lo hace, se siente automáticamente culpable, lo que le hace disculparse en seguida y no
mantenerse en su lugar. Por un lado esta conducta le convierte en una víctima fácil del abuso de otro
y, por otra, le crea un gran resentimiento contra sí mismo porque sabe que en el fondo no se está
respetando. El resentimiento y la acumulación de ira no expresada, junto con los frecuentes
sentimientos de culpa que alberga son los ingredientes que alimentan su baja autoestima y su
tendencia a la depresión. La relación se convierte así en una verdadera adicción para el dependiente
emocional, en espera de un nuevo “chute” que le haga salir de su desasosiego.
La inevitable ruptura de la relación es un verdadero trauma que le catapulta a un desequilibrio…LEER MÁS: https://escuelatranspersonal.com/wp-content/uploads/2013/12/dependencia-emocional-gemma.pdf
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